El pasado sábado 12 de noviembre el Teatro Municipal Buero Vallejo de Alcorcón acogió la obra teatral Muerte de un viajante, del dramaturgo y escritor Arthur Miller, que gira con éxito por nuestro país. No te pierdas este clásico con un extraordinario Imanol Arias en la piel del universal Willy Loman.
Muerte de un viajante y su universal personaje protagonista, Willy, están entre los más importantes de la literatura dramática. 74 años después de su creación, el actor y director argentino Rubén Szuchmacher nos presenta el buque insignia de Miller a una nueva generación de espectadores.
Sinopsis
Willy Loman es un viajante de comercio que ha entregado todo su esfuerzo y su carrera profesional a la empresa para la que trabaja. Su único objetivo es darles una vida mejor a su mujer y a sus dos hijos.
Ahora ve cómo su posición en la empresa se tambalea. Sus ventas han caído en picado, lo que provoca que la relación con sus jefes se haga insostenible. Su matrimonio tampoco va bien, y la relación con sus hijos esconde un antiguo secreto que les llena de resentimiento.
Todo ello le lleva a una espiral de depresión y autodestrucción en la que su único apoyo es su abnegada y sumisa esposa, la única que parece entenderle. A medida que se complican los acontecimientos y sus sueños se desvanecen, todo se precipita hacia un final trágico al que el vencido viajante parece inexorablemente abocado.
Ficha artística y técnica
WILLY LOMAN: Imanol Arias
BIFF: Andreas Muñoz
CHARLEY/HOWARD: Miguel Uribe
BERNARD/BEN: Fran Calvo
LINDA LOMAN: Cristina de Inza
MUJER: Virginia Flores
HAPPY: Daniel Ibañez
Dirección: Rubén Szuchmacher
Autor: Arthur Miller
Adaptación: Natalio Grueso
Diseño de escena y vestuario: Jorge Hugo Ferrari
Diseño de iluminación: Felipe Ramos
Diseño sonoro: Barbara Togander
Duración: 110 minutos
Antecedentes
Muerte de un viajante o La muerte de un vendedor, escrita en 1948, se estrenó en Broadway el 10 de febrero de 1949. Se trata de una obra teatral dramática imperecedera que ha sido representada con éxito ante audiencias de todo el mundo.
Pero la historia de Willy Loman, no solo critica el conocido “sueño americano” de progresar en la vida o la tragedia del hombre, víctima de un capitalismo destructivo; en ella se abordan también las posibles incomprensiones internas y carencias existentes dentro de cualquier núcleo familiar.
Reflexión
Es curioso que Arthur Miller no nos revele en ningún momento qué tipo de vendedor es Willy. En lugar de llamar la atención del espectador sobre, ¿Qué vende Willy? Miller opta por centrarse en el hecho de que el protagonista es un “vendedor”. De esta manera tan generalizada, Miller consigue como resultado, ampliar la conexión con la audiencia para darle la verdadera importancia a la situación de Willy. Él fue un soñador que ansió conquistar el territorio de Nueva Inglaterra, ampliar fronteras… Y esto permite que el espectador conecte con más facilidad, porque todos tenemos sueños, aspiraciones, y metas ¡Qué inteligente Miller! ¡Qué fórmula más ingeniosa de atrapar adeptos!
Y con esa misma fórmula mágica entendemos, o mejor dicho, empatizamos con las emociones sentidas por el injusto y competitivo entorno laboral de Willy y su sensación de fracaso al no lograr alcanzar su sueño, y el arrepentimiento de la deslealtad en su matrimonio.
A medida que avanza la obra, la vida de Willy se vuelve más caótica y desordenada, viéndose obligado a desbloquear su memoria y recordar su pasado para así, poder reconstruir hechos o revivir viejos recuerdos que dan respuesta a su incomprensible actitud y la de los demás hacia él.
Aún con ese pensamiento lleno de contradicciones, Willy constantemente piensa en el jardín, en plantar semillas, quizá intentando encontrar en ellas la solución de su situación.
Sí, nuestro protagonista es un hombre depresivo, no es un marido leal, ni un padre ejemplar, ni siquiera un vendedor fantásticamente exitoso como él quiere que todo el mundo crea, pero… ¿Qué le queda en esa lucha paralela donde fantasea con oportunidades perdidas de riqueza, fama y notoriedad? Un solo objetivo: inculcar a sus hijos la ambición por triunfar y progresar en la escala social; que sepan qué quieren ser en la vida. Y se espera que el aura de Muerte de un viajante realce ese valor, bastante perdido.
Recomendación
Mediante un lenguaje actual, el montaje y adaptación, aunque esté íntimamente relacionado con la civilización estadounidense de los años 50, parece haber sido escrito ayer y en nuestro país.
La obra está llena de escenas de recuerdos, sueños, confrontaciones y discusiones todas hiladas entre sí, sin transiciones de ningún tipo, como así lo escribió Miller. De ésta curiosa manera, cada escena se corta en su momento más preciso y con un porqué, y las escenas siguientes comienzan en el último momento posible.
Sin duda, una de las escenas más poderosas de la obra es la del restaurante durante el diálogo entre Biff y Willy, donde Biff dice algunas verdades a medias y algunas mentiras descaradas sobre su encuentro al ir a ver a Oliver para pedirle trabajo. Happy (Daniel Ibañez), también está en la escena escuchando afectado las muchas contradicciones de su hermano. Los tres actores y su director llevan la obra a la cúspide con brillantez.
Imanol Arias nos regala sobresaliente un Willy vulnerable cuando aborda la pérdida de identidad y llena de soberbia fuerza al personaje cuando la incapacidad de ese hombre se niega a aceptar el cambio dentro de sí mismo y de la sociedad. Disfruté muchísimo de sus cambios de tono y actitud, gestos, pausas… ¡Disfruté de toda la construcción genuina del personaje!
Biff (Andreas Muñoz) veía a Willy como un padre modelo. Sin embargo, al descubrir su mentira se da cuenta de que Willy ha creado una imagen falsa de sí mismo para su familia, y pierde el respeto por él y su propia motivación para tener éxito. Muñoz (con una trayectoria desde niño de 10), crea un estupendo y creíble Biff, a pesar de que en ocasiones algunos finales de frase se le quedan atrás y se pierden. Si bien es cierto, sabemos que el Teatro Buero Vallejo no goza de una buena acústica.
Cristina de Inza como Linda Loman, interpreta con exacta medida a una mujer sumisa donde vendría al pelo la famosa frase, “Se necesitan dos para bailar un tango”; una mujer que considera que la fragilidad de Willy le puede destruir, y aunque es consciente del hábito de Willy de reconstruir la realidad, elige ignorar la verdad y proteger las ilusiones de Willy, tratando a toda costa de mantener las malas noticias alejadas de él, aunque para ello tenga que desplazar o involucrar a sus hijos.
Daniel Ibáñez traspasa la batería, borda y da frescura al personaje de Happy, que es claro producto de la filosofía de Willy, y al igual que su padre, Happy manipula la verdad para crear una realidad más favorable para él.
La obra queda redonda con un muy buen elenco secundario como Miguel Uribe, Fran Calvo y Virginia Flores.
Gira 2022 – 2023
ARROYOMOLINOS (Auditorio Municipal): 19 noviembre
GETAFE (Federico García Lorca): 20 noviembre
SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES (Adolfo Marsillach): 26 noviembre
TALAVERA DE LA REINA (Teatro Palenque): 27 noviembre
ALICANTE (Teatro Principal): 3 y 4 diciembre
MURCIA (Teatro Romea): 10 diciembre
ALMERÍA (Auditorio Municipal Maestro Padilla): 11 diciembre
GIJÓN (Teatro Jovellanos): 3 enero
TORELLÓ (Teatro Cirvianum): 21 enero
HUELVA (Teatro Municipal de Cartaya): 4 febrero
SEVILLA (Cartuja Center): 18 y 19 febrero
VITORIA (Teatro Principal): 24 febrero
LOGROÑO (Teatro Bretón): 25 febrero
PAMPLONA (Teatro Gayarre): 26 y 27 febrero
MIRANDA DE EBRO (Teatro Apolo): 11 marzo
MOLINA DE SEGURA (Teatro Villa de Molina): 18 marzo
ALFAZ DEL PI (Casa de Cultura): 25 marzo
GRANOLLERS (Teatro Auditorio): 16 abril
ELIANA (Auditorio Municipal): 22 abril
VALENCIA (Teatro Olympia): 3 – 14 mayo