El Arte como Laberinto

La sala Alcalá 31 de Madrid ofrece entre el 26 de febrero y el 25 de abril una retrospectiva sobre Gillermo Pérez Villalta en la que el arte traspasa dimensiones.

¿Por qué querría un artista esconder su obra cuando sabe que es magnífica? Para obligarte a esforzarte si quieres llegar a ella. El ecléctico espacio que conforma Alcalá 31 ha sido transformado en esta ocasión en un recorrido laberíntico y caprichoso que alberga tesoros pasados, presentes y futuros de uno de los artistas más destacados de nuestro país.

El tarifeño Gillermo Pérez Villalta (12 de mayo de 1948) nos regala 40 años de pinturas, esculturas, muebles, bocetos o joyas, que conforman una colección excepcional y, quizás, su exposición más completa hasta la fecha.

Este mago de la perspectiva con una particular percepción de la morfología humana, amor por el detalle, minimalismo natural y desbordante imaginación, nos lleva a lugares lejanos, aunque reconocibles en un viaje en el tiempo colorista y sorprendente. La pintura de G.P.V; como gusta firma sus obras, recuerda en algunos trazos a Botero o Dalí ―quizás las referencias más sencillas―, pero también destilan los claroscuros de Machado o la videncia sobrenatural y trágica de Lorca. Y es que Andalucia se percibe en su obra con cierta facilidad…, si es que algo es fácil cuando hablamos de este genio.

MADRID MADRID GALERIA SOLEDAD LORENZO VISPERAS DE PASCUA – 2000 – MIXTA/LIENZO – 246×200- TEMPLE/LIENZO obra de PEREZ VILLALTA GUILLERMO 1948-

Como escultor G.P.V. trabaja materiales nobles y los eleva a mágicos. El nivel de detalle contenido en sendos expositores de cristal de la muestra obliga al visitante a volver sobre ellos antes de verse tentado a salir del recinto, en una sensación parecida a la que ofrece un restaurante de alto copete cuando nos invita a repetir uno de los platos del menú de degustación. El artista logra que los materiales reverberen y que lo abstracto tome forma con transiciones naturales y de enorme limpieza. Puntualiza con determinación y prolijidad cada fragmento y eleva la delicadeza a categoría de arte. Una delicia.

Mención aparte merecen los muebles ―pocos, pero muy destacados―, que acompañan a la exposición. Decorar, ser útil, sorprenden y acaparar todas las miradas; todo en uno, no es sencillo cuando hablamos de elementos naturalmente relegados a un segundo plano de cualquier estancia. Pérez Villalta logra eso y mucho más. Sus trabajos con la madera tienen acabados brillantes, intensos y sorprendentes. Además, pueden ser admirados durante horas sin terminar de descubrir todos sus recovecos.

La exposición la completa un templete del que incluso podemos disfrutar de su boceto, mientras intentamos desentrañar el secreto que oculta.

En definitiva, una de las exposiciones más relevantes, inauditas e infrecuentes que podemos disfrutar en Madrid en este momento.

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Periodista desde 1997 y con un máster en Marketing digital desde 2017. Especializado en información internacional y política nacional. Amante de la cultura. Ejerzo el periodismo con independencia.

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