Nacido en Argentina y adoptado en España, su talento se ha exportado a medio mundo. No hay premio importante en cine, teatro o televisión que no haya ganado, incluso en más de una ocasión. No hay director que se precie que no le haya tenido a sus órdenes, ni productora importante que no le haya colgado en sus rótulos.
Este año, sin ir más lejos, fue nominado a mejor actor a los Premios Platino por la película ‘Crimen en familia’ que hizo junto a Cecilia Roth. Es uno de esos actores que uno sabe que pasarán a la historia. Verle trabajar es una auténtica lección y, escucharle en una charla íntima y cercana, un regalo que tarda en olvidarse.
Hoy, y gracias a su generosidad, lo comparto con vosotros. El motivo, la tercera prórroga de ‘Doble o nada’ su obra de teatro en los teatros Luchana.
“Si tienes alguna miserabilidad como actor, el escenario siempre la delata”
Alberto Vázquez: ¿Qué es ‘Doble o nada’?
Miguel Ángel Solá : Tiene que ver con el juego en si, con la manipulación, la lucha por encontrar el lugar de cada uno, con las cosas que nos obligan a hacer para poder subsistir, con el hoy mismo, y también con esa forma rara que adopta el amor cuando el amor ya no puede ser.
Alberto Vázquez: ¿Desde donde la habéis afrontado?
Miguel Ángel Solá: Es una obra que está hecha para destruir la del día anterior. El método de trabajo está en no respetar el texto, la marcación, el dibujo escénico. Es una clase de improvisación diaria sobre la misma anécdota.
Alberto Vázquez: ¿Es una historia muy actual, no?
Miguel Ángel Solá: Mira que esta obra fue escrita hace 25 años y el problema de seguir ahí, donde uno no quiere estar, bajo la falsa promesa de que algo va a cambiar, sigue siendo el pan nuestro de cada día.
Alberto Vázquez: Sois solo dos personajes.
Miguel Ángel Solá: Así es, Paula Cancio y yo. Un personaje tiene la vida ahí y el otro tiene la no vida ahí mismo.
El director se ha acostumbrado a ver la vida desde el despacho de el último piso, y la joven alumna que llega a trabajar junto a él lo desbarata todo.
En ese periódico que es un infierno querido y un infierno amado.
Alberto Vázquez: Esta fue la última obra que dirigió nuestro querido Quique Quintanilla.
Miguel Ángel Solá: Trabajar con Quique fue muy divertido. Él fue mi asistente durante casi 30 años, él sabía que a mí no se me puede poner un bozal. Sabía que a mí hay que darme aire, porque yo nunca voy a hacer nada malo en contra del buen trabajo.
La consigna fue: “vamos a romper todo, todos los días “y yo aplaudí con las orejas.
Alberto Vázquez: ¿Y cómo se lo tomó Paula?
Miguel Ángel Solá: Paula entendió la consigna, aunque le costó, la adoptó como propia y creo que su salto como actriz fue exponencial. Dejó de pedir permiso y se asumió como una actriz libre.
Si tienes alguna miserabilidad como actor, el escenario siempre la delata.
Alberto Vázquez: ¿Qué le pasa a la gente cuando ve ‘Doble o nada’?
Miguel Ángel Solá: Vuelve. Hay gente que la ha visto cinco o seis veces. Y se preguntan a ellos mismos: si ya sé lo que pasa ¿porque vuelvo?
Alberto Vázquez: ¿Cuál es el oficio del actor?
Miguel Ángel Solá: Somos alcahuetes, en el Teatro lo mismo que te da la vida te mata. Yo no me conformo con la visión que se tiene del actor. Una vez escuché en la boca de un director de cine que “somos un mal necesario”. Eso lo dijo en una universidad alguien que no ha llegado a hacer nunca nada importante.
Alberto Vázquez: ¿Y tú qué eres un insigne actor qué le dirías a ese personaje?
Miguel Ángel Solá: Le diría que primero que nada fue el actor, después vinieron los productores, los directores, los autores, los teatros, el negocio, las maletas, las giras, los platós…
Ser actor significa tener un contrato con la libertad para contar…
Cuando se levanta el telón solo quedas tú y la verdad o la mentira.
Alberto Vázquez: ¿Qué sientes haciendo esta obra?
Miguel Ángel Solá: ‘Doble o nada’ es una lombriz que se retuerce todo el tiempo, si hubiese una mosca en el patio de butacas no se escucharía. Cuando la obra termina el público tarda en reaccionar. Eso siento, que el público está atornillado en la silla, y eso me hace feliz.
Alberto Vázquez: ¿Cómo es trabajar en los teatros Luchana?
Miguel Ángel Solá: La obra estuvo 2 años en Argentina y aquí llevamos ya más de 1. Estamos muy a gusto, nos tratan muy bien, aunque sí es verdad que la sostenemos a pulmón.
Alberto Vázquez: ¿Por qué debería ir alguien a ver ‘¿Doble o nada’, elegirla entre todas las demás obras de la cartelera?
Miguel Ángel Solá: Porque va a ver buen teatro. 600 funciones nos avalan.
Alberto Vázquez: ¿Y qué es lo mejor que te puede decir un espectador al salir de la sala?
Miguel Ángel: ¡Ya la vi!