“En esta vida, no hay que vivir asomado a un espejo, hay que vivir asomado a una ventana”
Su abuelo materno, Ismael Merlo, su tía Amparo Rivelles, su madre, María Luisa Merlo, su padre, Larrañaga y sus hermanos mayores Caco, Amparo y Pedro Larrañaga…, si agitas todo este talento de artistas dentro de una coctelera…, el resultado es el exclusivo y único actor, Luis Merlo.
R.E: Tras la pandemia, has retomado El método Grönholm en el Teatro Alcázar de Madrid, tienes cinco perros recogidos, practicas Bikram en el campo donde te has retirado a vivir ¿Cómo te sientes en tu nueva forma de vida?
Luis Merlo: Vivo en la sierra al pie de la montaña con mis perros, y luego cuando salgo del teatro a veces digo “parece que me van a secuestrar”, me recogen, me meto en el coche y salgo pitando para regresar a mi casa; es un sitio Shambala, en africano significa un lugar de armonía entre hombres y animales.
R.E: ¡Qué bueno!, ahora en esta época lo necesario que es el campo, ¿verdad?
Luis: Lo necesario que es respirar, volver a estar contactado con la gente, pero con contacto físico, ¡es que a mí me alucina, lo hemos conseguido!, somos un país admirable con el efecto de vacunación, como ejemplo de ciudadanía, porque al que tienes al lado le tienes que favorecer en esta situación para que el peligro desaparezca. Ahora con esta tranquilidad de la vacunación, tenemos el efecto rebaño, somos un ejemplo para el mundo entero. Yo amo a mi país y a mi gente, tenemos una conciencia muy desarrollada. Muchos decimos “por mí no lo haría, pero es que tengo que hacerlo por los demás”. Yo no soy negacionista, creo que las enfermedades y las pandemias de este calibre solo se pueden mirar hacia la ciencia, respetando a todo el mundo, pero es la única salida que tenemos y aquí, se ha conseguido que todo esté en marcha y nos volvamos a dar besos. Era una enfermedad que nos prohibía tocarnos, ¡con lo necesario que es el contacto físico para la sensibilidad! Estoy muy contento de como se ha hecho, de la gente de mi país, y de tener la suerte de poder volver a la vida. Y cuando estas en la vida digo “me voy a estar en una soledad elegida”, porque la soledad cuando te elige a ti ¡malo!, pero cuando la eliges tú…, la soledad es una fuente de inspiración, la soledad es una fuente de conocimiento, de tiempo para ti, de tiempo para la meditación, para muchas cosas…, yo aprendo mucho de ella.
R.E: Te quería comentar, todas las entrevistas que estoy haciendo pretendo que sean muy entrañables, tengo especial interés por los actores de toda la vida, los grandes actores de raza, de los de antes. Me encantaría hacer un pequeño recordatorio a tu abuelo, Ismael Merlo, y según la directora Mara Recatero me dijo “era el gamberro más maravilloso que he conocido”.
Luis: Sí, era un ser especial, tan especial…, que compaginaba la fortaleza de carácter que tenía, con ese niño que llevaba dentro y que nunca murió. Sí, era un gamberro maravilloso y era un hombre muy sólido. Ahora que tengo 55 años, 10 menos de los que tenía cuando él murió, y 5 menos de los que tenía cuando yo me fui a vivir con él, y con su familia (su mujer Vicky Lagos y su hijo David), me parece tan difícil ser un hombre tan sólido, una entidad y una personalidad tan moderna, tan maravillosa, tan juguetón, y al mismo tiempo tan agudo. Nunca le hoy decir “me duele”, ¡y le dolía!, como a todo el mundo ¡Jamás se quejó!
R.E: Cuando oí la historia del final de tu abuelo quedé muy impresionada. Era 1984, Ismael Merlo estaba haciendo con Gustavo Pérez Puig la obra de Buero Vallejo, Dialogo secreto en el teatro Infanta Isabel, era domingo y aun sintiéndose mal con un fuerte dolor en el pecho, fue al teatro, hizo su función y la madrugada del lunes (día de descanso de los actores), falleció de un infarto de miocardio.
Luis: Yo estudia danza con su hijo David, estábamos en clase y nos sacaron y de repente la chica que nos ayudaba en casa, llorando te dice ¡tu abuelo…!, ¿Cómo está? le digo, y me dice ¡Ya no está! Fuimos corriendo a la casa, ¡uy! era imposible que este señor no estuviera, crees que personas así, no se van a morir. Él tenía unos problemas que le vieron los médicos y que no nos contó pues había ido por su cuenta y le habían dicho que la cosa estaba muy mal ¡En fin!, es un hombre que formó… ¡Ay, no quiero llorar! (la voz de Luis se quiebra unos instantes)
R.E: ¡Ay por Dios Luis,nopretendía…!
Luis: (Luis se repone, y continúa su relato con una ternura merecedora de ese cariño puro de recuerdo hacia su abuelo) … Es un hombre que formó a un adolescente, me dio mucho…, y no haber podido devolvérselo … ¡Uff! Lo único que hago, es homenajearle con su apellido ¿Sabes?, fue idea suya el que yo me pusiera su apellido, y yo me lo puse inmediatamente ¡Un ser alucinante!
R.E: Yo recuerdo, que tu abuelo protagonizó muchos Estudio 1, y en la casa de mis abuelos, si salía José María Rodero o tu abuelo…, ¡ahí, no hablaba nadie!
Luis: Los estudios1 generaban una pasión hacia el teatro tremenda, y la gente paraba su vida para ver a Shakespeare, para ver a Chejov, y para ver a autores que decías ¡qué maravilla, esa formación!, aunque se hicieran con los medios que había en el momento ¡Qué maravilla!, yo no me perdía ninguno, y te voy a contar algo…, A mí de niño, me dejaban ver los Estudios1 hasta tarde si salía algún familiar y una de esas noches, que mi madre estaba de gira, echaron uno que hizo ella, y donde acababa llorando porque le abandonaba todo el mundo y entonces, yo con nueve años, me eché a llorar. Como mi madre estaba de gira, había que pedir una conferencia, llamabas a una centralita y decías “quiero hablar con Burgos”, y te decían “pues 20 minutos o media hora”, pues, la tata que nos cuidaba, tuvo que llamar a mi madre al hotel porque yo no me acostaba, estaba llorando desconsolado porque habían abandonado a mi madre todo el mundo y yo ¡me lo creía tanto…! Esperamos a la conferencia y mamá tuvo que consolarme telefónicamente ¡cariño, tranquilo, tranquilo!, es una anécdota que mi madre la recuerda mucho.
Empecé a leer con los comics, luego seguí leyendo teatro. Mis padres ya estaban separados y me leí todo el teatro que había en esa biblioteca maravillosa que tenía mi madre, porque ella tenía pasión por la lectura. Yo soy mucho mejor espectador que actor porque cuando te sientas ahí, no tienes la responsabilidad de la persona que cuenta el cuento, solo tienes la felicidad de que te lo cuenten. Yo entro a saco cuando voy al teatro, y lloro con una emoción increíble. Soy un gran espectador, me he visto todo, ¡pero todo! desde una revista, hasta Doña Rosita la soltera con Nuria Espert, en el María guerrero.
Tengo otra anécdota que mi madre también la recuerda mucho; nos vinieron a ver mis padres en el Patrocinio de San José, que estaba en la calle Orense, a un fin de curso que hacíamos mi hermana, mi hermano pedro y yo. Hacíamos una cosa de teatro, y cuando termino aquello, todos los niños y los padres de los niños fueron a pedirles autógrafos a mis padres; yo era muy pequeño tendría 6 años, y yo sentí que esta gente me los estaba quitando de alguna manera, yo quería estar con ellos, entonces cogí un papel en blanco y se lo llevé a mi madre para que me lo firmara como a todos.
R.E: ¡Ay, no! ¡Qué ternura!
Luis: ¡Sí!y eso lo tiene mi madre clavado en la memoria, de la ternura que le inspiró.
R.E: ¡Que anécdota más bonita!
Luis: He tenido un padre maravilloso, una madre maravillosa y una familia muy maravillosa. La sociedad del país de entonces y la sociedad del teatro eran completamente distintas, era un país que no estaban bañados de luz los edificios me acuerdo perfectamente de la oscuridad, y en la noche ibas al teatro y todo eran focos, luz, magia…
Yo, de niño tenía pocos amigos. Mi madre cuando la transición, hizo una función muy comprometida, se llamaba Los hijos de kennedy (que luego, por la relación que tuvimos todos con esa función, la produjo mi hermano) el caso es que yo, me iba el viernes a ver la función de tarde y de noche y el sábado también veía la función de tarde y de noche; así todos los meses mientras duro ese espectáculo y los compañeros le decían a mi madre ¿Cómo dejas ver al niño esta barbaridad de función? donde se hablaba de drogas , de homosexualidad , se hablaba de cosas que no se oían, y yo ahí fascinado. Recuerdo que, siendo adulto, le pregunté a mi madre qué significaba una frase que yo todavía recordaba de la función, porque yo todavía no entendía su significado, pero sí entendía lo que respiraba aquel montaje, aquella función y aquel texto, que era esa libertad que ahora está conquistada, pero entonces solo se producía en el teatro. Eso es un regalo inmenso y es que te regalen LA LIBERTAD, y es lo único que importa en esta vida. Yo, lo único que deseo es ser buena gente, una buena persona, todo lo demás…, es absolutamente normal, no hay diferencia en una persona que tengan una orientación sexual u otra persona, y sabes que sentirte aceptado de forma legal, es un regalo.
R.E: Tengo el bello de punta, creo que nos estás dando una de las entrevistas más bellas que has concedido…
Luis: ¡Tú, que eres muy guapa!
R.E: Ahora que ha salido el tema de la homosexualidad… Estuviste noventa capítulos interpretando el personaje de Mauri en la serie Aquí no hay quien viva. ¿Recuerdas en la serie de cuando éramos críos Un hombre en casa,aGeorge yMildred, aquellos dos personajes secundarios tan maravillosos que años después les crearon su propia serie Los Roper? Pues yo del Mauri que tú creaste, haría una serie ¡Qué genialidad!
Luis: ¡Qué gracia! yo tenía la suerte que me aceptaran mi elección sexual de lo que era y lo que soy, pero poder mostrar la homosexualidad a través de un personaje tan tierno y que él haya servido a otras personas que como yo, se hayan sentido por ser homosexuales y que me hayan parado chicos y chicas por la calle y decirme ¿Te puedo abrazar?, y yo les preguntaba ¿Por qué? ¡Porque gracias a ti, mis padres han entendido que soy homosexual!
Ah, y en México, que es una sociedad bastante machista, se creó hace pocos años el primer centro LGTBI, la serie se empezó a emitir y eran una minoría y cuando salió la serie de “Aquí no hay quien viva”, fue un montón de gente a apuntarse a ese centro de LGTBI y…, ¡claro, preguntaban el motivo!, y decían “Porque hemos visto la serie de Aquí no hay quien viva, y después de ver a Mauri nosotros tenemos la responsabilidad de abrazar la libertad, aunque nuestro país no nos entienda todavía”.
Roxana, no te imaginas… ver como uno mismo con un personaje de ficción, con una implicación en su trabajo tan grande…, porque yo, solo sé trabajar del corazón porque si no, no me sale, o no me siento orgulloso de él…, ¡eso es muy grande para un actor, y para un ser humano!
R.E: Sé que eres un cinéfilo y lector empedernido, recomiéndanos algún libro y película.
Luis: Pue mira… ¡Qué difícil me lo pones! Son tantos los libros que me han fascinado… me vienen 17 a la cabeza, bueno… ¡Ay madre!, déjame porque esto es muy importante para mí, esta respuesta es transcendente.
…El Quijote, ¡SIEMPRE! Mira, voy a referirme a un autor contemporáneo que me fascina y voy a decir Ensayo sobre la ceguera de Saramago, es uno de los que más me han alborotado en mis sentimientos. Y otro de ellos, (porque hay muchísimos), El último encuentro de Sándor Márai es una obra que no hay palabras.
Y de película…, os voy a decir una contemporánea, y dos clásicas. La primera clásica por supuesto, siempre va a ser Ciudadano Kane, de Orson Wells, que era además un amante del teatro y se saltó todas las normas de Hollywood; es una película que habla de modernidad, de un hombre que quiso contar una historia y que se adelantó a su tiempo, en la propia forma de hacerla, en todo. La otra clásica sería Viridiana de Buñuel.
Y hay una película contemporánea que es El padre, y me gustaría recomendarla por el trabajo de Anthony Hopkins ¿Cómo un actor puede ser tan grande…, tan enorme…, tan inmenso…? El padre, la recomiendo como admiración a un actor. Hay mejores películas, pero cuando ves la interpretación de un actor y sabes que jamás lo podrás llegar a hacer, por lo compleja, porque es uno de los tocados por el dedo divino. Es de los personajes más difíciles que te puedes imaginar ¡Cómo está Anthony Hopkins! Ves eso, y dices ¡yo nunca voy a poder hacer eso!, pero que regalo que me lo regale otro actor, y que me diga ¡Mira, esto es así! Me pongo excitado y todo porque amo mucho bajar la pantalla en mi casa, tener a mis perros a mi alrededor con la chimenea encendida, y ver cine. Y luego vamos a la cama, vienen todos detrás de mí, y a leer. Y cuando tengo más tiempo…, sentarme a tocar el piano que empecé muy tarde, con cuarenta y tantos, pero es una pasión nueva, como pasear por esta montaña, respirar y decir ¡Gracias!
R.E: Estas con la función El método Grönholm junto a Jorge Bosch, Marta Belenguer y Vicente Romero ¿Por qué, no debemos perdernos El método Grönholm?
Luis: Creo que El método Grönholm es un regalo para los espectadores, y para los actores que lo hacemos. Es la trampa maravillosamente urdida de que nada es lo que parece nunca en la función, entonces, las sorpresas del público son tan increíbles… Y luego, hay un momento que no puedo revelar, que es cuando en una de las pruebas nos hacen hacer algo a los finalistas de esa empresa, y el público enferma de la risa, porque nos convertimos en guiñoles.
¡Es jugar al teatro dentro del teatro! escuchar esas carcajadas en el público y esa sensación de que te digan en la puerta, a la salida del teatro “me he reído como un loco”, “hemos reservado para cenar, pero necesitamos comentar de lo que hemos visto”, ¡eso, es maravilloso! La misión del actor verdadera y la única, porque todo lo demás es vanidad de vanidades, es hacerte responsable total y absolutamente de que esa gente quiere escuchar un cuento y que ha venido hasta un teatro, (que hay muchas opciones actualmente de ocio en casa, con un mando a distancia), pero teniendo muchas opciones, ellos han venido hasta un teatro. Y luego está la responsabilidad, porque tú no importas, tú dejas de ser tú porque tienes que ponerte al servicio de aquel niño que era Luis merlo; Luisito viendo teatro, que son los espectadores que vienen, y esa es nuestra única misión. Y en esta vida, no hay que vivir asomado a un espejo, hay que vivir asomado a una ventana, y liberarte de tu ego, y trabajar en función de algo que sume en la vida y que un espectador salga distinto de cómo ha entrado a un teatro, ¡ésa, es la labor de un actor!
R.E: ¡Eres un fenómeno! Mil gracias por haberte abierto en canal para Bekultura. Eres un actor de raza, como los de antes ¡Qué orgulloso estaría tu abuelo!
Luis: Que agradecido estoy de esta charla tan bonita.