Foto: Javier Naval
Durante dos semanas consecutivas tendremos el orgullo de hablar con dos personajes históricos, que hablarán a través de la piel y el alma de dos inmensos actores: Avelino Piedad y Alejandro Vera. Ambos recorren España después de triunfar en Madrid con el espectáculo ‘En tierra extraña’ junto a la grandísima Diana Navarro y dirigidos por el no menos grande Juan Carlos Rubio.
Después del éxito en el Teatro Español de Madrid, estarán durante seis semanas en el Teatro Marquina de la capital (c/ Prim, 11).
Si pueden, háganse el favor de no perdérselo.
Esta primera charla es con Rafael de León, el inmortal poeta que se ganó la gloria en el trío Quintero, León y Quiroga, autores de muchas de las coplas que desde que fueron paridas por su cabeza forman parte de nuestra vida, la de nuestros padres y nuestros abuelos.
En su piel se mete el actorazo Avelino Piedad (Mr. Avelain), que demuestra en el escenario que es un auténtico prodigio de la interpretación. Y desde su creación, desde Rafael de León, Vlll Marqués del Valle de La Reina, Vll Marqués del Moscoso y lX Conde de Gómara, uno de los grandes insignes de la Generación del 27, nos habla para intentar entender un poco más nuestra España de hoy.
Nuestra próxima cita es con Federico García Lorca, ahí lo dejo…
Alberto Vázquez: Estamos en el año 2022. ¿Sabes que los hombres se pueden casar en muchos lugares del mundo mientras en otros son hasta ajusticiados?
Rafael de León: Sí, pero tengo entendido que delante de la Macarena todavía nada, ¿No? En fin, parece que ahí seguimos comulgando con ruedas de molino. A mí, si es que me diera por casarme, si no fuera delante de ella, ¿Pa qué?
Alberto Vázquez: Visto desde hoy, ¿Fuisteis valientes o conservadores?
Rafael de León: Pues depende de cómo se mire. Desde luego que mi padre te habría dicho entre dientes que había que tener valor pa hacer lo que hice. ¡Madre mía, la primera vez que se enteró de que yo había estado en un café cantante…! Y en cuanto a mis letras… pues mire usted, hasta la censura detrás. Que si prostíbulos, que si mujeres asesinas, que si alcohólicas que van de puerto en puerto buscando un marinero… dejar que se me colara lo autobiográfico, hasta casi ser una confesión explícita, pues sí, algo de valiente tiene. Pero también es verdad que igual escribíamos pa destilar lo que nos pasaba, casi a modo de desahogo.
Ahora, cuando me pidieron que escribiera el himno de la República… ahí no tuve el valor de decir que lo haría. Ahí estaba condenado: ¡o me mataban ellos o me mataba mi padre!
Alberto Vázquez: ¿Te han contado que lo andaluz, la copla y hasta la poesía, han estado muy mal vistas durante largo tiempo en España?
Rafael de León: Bueno, ridiculeces. ¡La de veces que estuvieron mal vistas mis letras! Les pasó a muchas. De ‘A tu vera’ dijeron que era simplona… pues ahí tienes la simpleza todavía. ‘Ojos verdes’ censurada, y España llena de mancebías… A una tierra que da tanto, es normal que se le coja un poco de tirria. Pero ahora, lo rápido que se abandera de éste (señala a Federico García Lorca) o hablan de Picasso, de Juan Ramón, de Velázquez… deja a la gente que siga pronunciando perfectamente el sonido ‘z’ que nosotros seguiremos escribiendo pa tol mundo. ¡Mira Rosalía ahora… con maestros de andaluz! Si no te digo… la Piquer, que era valenciana, un siglo antes ya estaba haciendo lo mismo. Mucho criticar lo andaluz, pero luego…
Alberto Vázquez: ¿De qué estás más orgulloso?
Rafael de León: De España y de ser de esta tierra. Español y andaluz. De nuestro flamenco. De nuestra cultura. De nuestras letras. ¡Y de todo lo que ha mejorado en muchos aspectos este país! ¡Quién iba a dar ni un duro por que estemos donde estamos!
Alberto Vázquez: Si hubieras vivido en estos tiempos…
Rafael de León: ¡Uy! Eso sí que le iba a dar miedo a mi padre. ¡Con el poco susto que hay ahora… ante todos los epentes escondidos, ahora tienen hasta un barrio! Igual les hubiera escrito en letras a las travestis (que poco más o menos es lo que hice más de una vez).
Alberto Vázquez: ¿Qué consejo le das al mundo de hoy desde tus vivencias?
Rafael de León: Que lo que es la raíz de cada uno es lo más preciado que uno tiene. Que no se avergüencen de su cultura, de su lengua, de su acento… y que lo defiendan. ¡Sin pelearse, eso sí! Que luego ni los malos son tan malos ni los buenos son tan buenos. Mira yo en una cárcel de rojos y éste (señala de nuevo a Lorca) en otra de azules. ¡Y ambos amigos! A mí me partieron los dientes en Barcelona y los rojos me tenían condenado a muerte. Di tú que tenía amigos republicanos y una familia con sus contactos… pero qué pena Dios mío, que las ideas se apoderen de las personas como si fueran más importantes que ellas mismas. Unos ojos frente a otros ojos no tienen ideales, son la vida misma entre dos cuerpos. Y luego, paradojas de la vida, ¡el único monumento que me dedican en vida me lo pone un gobierno de izquierdas! Una glorieta en un parque…
Alberto Vázquez: ¿Hubo algo entre vosotros? (Entre Rafael de León y Federico García Lorca)
Rafael de León: Si me preguntas por epentismo, yo ahí… Ahora, que desde luego de nuestra amistad había pa escribir un libro… Y mira que fue poco tiempo, que cuando lo conocí tenía yo aún pantalones cortos y calcetines, y poco después me lo asesinaron.
Alberto Vázquez: Rafael ¿Y de las canciones de ahora, de cuál te habría gustado ser autor?
Rafael de León: Pues un poco se ha perdido esta garra y esta pasión con la que vivíamos las cosas antes. Que por un lado también está bien, ¡éramos muy dramáticas, porque tampoco nos quedaba otra! Pero claro, el genio del poeta necesita de la pasión y ahora mismo no sé bien dónde está. Por otra parte, hay tantísimo en inglés que tampoco me hallo. Hay, sin embargo, un ingenio en las letras que oyen los jóvenes ahora, una poca vergüenza en sus canciones… que me hace un poco de gracia. No te digo que tengas la misma poesía que los cuplés de mi época, y que son por supuesto mucho más ordinarios. Pero hay que tener su poquito de chispa pa escribirlas y pa decirlas. El reggaeton por ejemplo, es decir de mil maneras diferentes que se han puesto los cuernos (risas)