Ángel Ruiz: “Mi intención siempre ha sido recrear el personaje en toda su dimensión y todo el espectáculo está apoyado en eso”
Esta es la historia de un gran artista joven, actual, que brilla haga lo que haga. Así es Ángel Ruiz, un hombre comprometido con su tiempo, con su arte, con su vida entera. Ángel descubre y se enamora de la figura de otro gran artista joven, actual en su época, que también brillaba hiciera lo que hiciera y que por avatares del destino y, sobre todo, de una dictadura cruel, tuvo que dejar todo lo que conocía para atravesar el mar y buscarse una nueva vida haciendo lo único que le interesaba en la vida, ser artista.
Un buen día este joven llamado Ángel Ruiz decide poner en pie un espectáculo homenaje a ese otro hombre joven llamado Miguel de Molina y le pone por título ‘Miguel al desnudo’. Junto a él, el gran maestro César Belda, siempre brillante y dispuesto para las cosas buenas. Ellos dos solos frente al auditorio, llenos de pasado, presente y ganas te proyectarse en el futuro. Coplas, humor, talento a quintales y un espectáculo y una lección de historia que nunca olvidarás si tienes la fortuna de haberlo visto.
‘Miguel al desnudo’ recala estos días en Buenos Aires, capital de Argentina, ese país que contuvo y refugió al inmortal Miguel de Molina y que ahora lo hace y lo hará con el no menos único Ángel Ruiz.
Alberto Vázquez: ¿Por qué Miguel de Molina? Estoy hablando de España.
Ángel Ruiz: Primeramente porque es historia. Me encantó, me motivó muchísimo, me llenó de sensaciones y me produjo la necesidad de hacer justicia con su recuerdo y, a partir de su historia, contar parte de la historia de España. De tantos maltratados y de tantos que han quedado en el olvido, porque es la historia de un artista integral cuyo compromiso siempre fue por el arte hasta las últimas consecuencias.
Alberto Vázquez: ¿Desde dónde afrontaste el personaje, teniendo en cuenta que no hay tanto material gráfico y real de él?
Ángel Ruiz: Mi investigación partía de su biografía ‘Botín de guerra’, en la que cuenta todo su periplo, pero realmente lo que a mí más me sirvió, desde el punto de vista dramático, fue la entrevista que le hizo Carlos Herrera, la única que él concedió, donde aparece el Miguel de Molina mayor, que me encantó. Yo, además, conseguí acceder a la entrevista completa, que son más de 3 horas gracias a la fundación que lleva su nombre y ahí me encontré con el personaje en toda su dimensión. Realmente con eso me bastaba, porque estaba toda la contradicción de ese hombre, todo el dolor, todo el resentimiento, todo el arte, toda la inteligencia que tenía.
Un hombre de una familia muy pobre de Málaga que, en muy poco tiempo, consigue llegar a donde llegó, hay que ser muy inteligente, porque tampoco era un gran cantante, ni un gran bailarín.
Alberto Vázquez: ¿Qué era entonces?
Ángel Ruiz: Yo siempre lo comparo con Lola Flores, porque eran mucho más que eso. Era alguien capaz de inventarse a sí mismo, de crear un personaje propio y una impronta propia y eso me parece que es lo más valioso. Mi intención era recrear el personaje en toda su dimensión y todo el espectáculo está apoyado en eso.
Alberto Vázquez: Miguel de Molina es más mito en Argentina que en España ¿De ahí viene la necesidad de llevarlo?
Ángel Ruiz: Desde que empecé a ensayar el espectáculo soñé con venir a Argentina porque él adoraba este país, por lo bien que le trataron y por cómo se sentía aquí.
Alberto Vázquez: Y ahora lo has podido comprobar.
Ángel Ruiz: ¡Con mis propios ojos! Es una ciudad maravillosa donde se valora muchísimo el arte. Aquí la gente valora lo bueno, es un público exigente, pero tremendamente agradecido cuando ve algo que vale la pena. Yo no esperaba el éxito que estoy teniendo, ni la aceptación. El día de la primera función estaba tremendamente nervioso, una serie de sentimientos encontrados: nervioso, respetuoso y emocionado por ver cómo funcionaba y fue realmente mágico.
Alberto Vázquez: ¿Qué pasó esa noche?
Ángel Ruiz: Nada más terminar, el público en pie. Pero incluso después de la primera canción, el aplauso que me dio el público no me lo han dado ni siquiera en España, ni siquiera en Málaga, que yo creo que es también una de las plazas donde más le valoran, él era de allí. Él siempre ha ido de malagueño por el mundo, por tanto es muy bonito vivirlo y comprobarlo, aquí y allí.
Alberto Vázquez: ¿Vas a seguir con ‘Miguel al desnudo’?
Ángel Ruiz: Bueno, hemos añadido una función más en el mismo teatro y ya me están hablando de una vuelta en febrero-marzo probablemente. Creo que están ya buscando el teatro y aprovecharemos que estamos aquí en Buenos Aires y después haremos Córdoba y también Montevideo. Estoy muy feliz con el futuro que tiene.
Alberto Vázquez: ¿Y España de nuevo?
Ángel Ruiz: Tengo la suerte de que en el Infanta Isabel (c/ del Barquillo, 24 Madrid) me piden que haga los lunes, con lo cual seguiremos haciendo funciones. También está firmado Fuenlabrada y siguen saliendo plazas. Por ejemplo, el año pasado estuvimos en el festival de Almada de Lisboa, que son unos cinco días seguidos, yo creo que es la vez que más seguido he hecho el espectáculo. Es un espectáculo muy exigente, estoy yo solo y requiere muchísima energía y la voz se resiente, eso tú lo sabes perfectamente. Como yo no tengo ‘cover’, tengo que cuidarme mucho. Si hago más de cuatro funciones ya voy mal, no puedo hacer más de dos o tres… Pero en el festival la gente vota y nosotros ganamos el festival y el premio era volver. Así que este año vuelvo a Almada, a un escenario al aire libre y enorme, no puedo estar más feliz.
Alberto Vázquez: ¿Alguna anécdota que te haya ocurrido en España y seguro que habrá algunas de mayor calibre en Argentina?
Ángel Ruiz: Me han pasado muchas. En el Infanta Isabel vino un señor bastante mayor, de 90 años, pero de esos señores que adivinas que fueron increíblemente guapos y elegantes. Vino con un montón de fotografías junto a Miguel de Molina, contándome que fueron muy amigos. Y estaba todo lloroso, porque me dijo que había revivido y visto a su amigo en el escenario. Según te lo cuento me vuelvo a emocionar. (Llora). Es muy bonito. Y aquí en Argentina hay muchos amigos de él que me esperan y me abrazan fuerte y me cuentan cosas muy emocionantes.
Y otra muy bonita es que el día del estreno vino Julieta Cardinali, una actriz a la que admiro profundamente, que hizo de Evita en una serie preciosa que se llama ‘Carta a Eva’. Pues comiendo juntos en un restaurante la gente nos decía: “Mira, Evita y Miguel comiendo juntos de nuevo”. Fue a la vez divertido y emocionante.
Cuando estrené, la primera que vino a saludarme fue la grandísima Elena Roger, que cuando la vi en ‘Piaf’, en Madrid, simplemente me volví loco viendo cómo se transmutada. Verla a ella aplaudiéndome fue otro sueño cumplido.
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