¿Quién fue… Rodolfo Valentino?

La primera gran estrella de Hollywood

Se llamaba Rodolfo Prieto Filiberto Rafaello Guglielmi di Valentina d’Antonguella, pero a pesar de ese largo complicado y sofisticado nombre, no fue nadie de la realeza, ni siquiera de la nobleza, detrás de ese nombre se esconde el que el mundo entero conoció como Rodolfo Valentino, apodado en su momento y durante muchos años después como “The Latin Lover”, uno de los mitos del cine más extraordinarios y cuyo nombre significó durante décadas elegancia, belleza y sensualidad.

Rodolfo Valentino nació de Castellaneta, en Tarento, Italia, el 6 de mayo de 1895, y murió en Nueva York un 23 de agosto de 1926.

Valentino fue considerado un auténtico símbolo sexual en la década de los 20, de ahí que se le conociera en Hollywood y en el mundo como el Latín Lover, un apodo inventado para él por los poderosos del Hollywood del momento. También se le conoció como el Gran Amante o, simplemente, Valentino.

Su temprana muerte, a la edad de 31 años, causó una histeria masiva entre sus fanáticos, consolidando definitivamente su lugar en la historia cinematográfica como un verdadero icono cultural, no en vano él está considerado por los libros de historia como la primera gran estrella de Hollywood y, por lo tanto, el primer rostro del tan deseado y mal usado star-system.

Llegó a Nueva York a trabajar en todo tipo de trabajos ocasionales, lo mismo le daba un restaurante que un jardín. Incluso fue ocasionalmente ayudante de autobús en uno de los autobuses que recorría la calle 42 del cual, por cierto, fue despedido por no hacer un buen trabajo.

Durante una época vivió en las calles, literalmente, y la gente que le conoció en esa etapa del autobús le entregaba algo de comida.

Su vida empezó a cambiar cuando el propietario del Castlesbythe Sea le contrató para bailar el tango con Joan Sawyer por 50 dólares a la semana. De ahí pasó al restaurante Maxim’s , también como bailarín, pero con la diferencia de que ese restaurante estaba plagado de clientes pertenecientes a la nobleza europea. Allí se hizo amigo de la heredera chilena Blanca de Saulles. Cuando ésta se separó de su riquísimo esposo, Valentino subió al estrado para defenderla de las acusaciones y cargos referentes a su viciosa vida que el ex marido realizó. Esta aventura le supuso a Valentino pasar unos días en la cárcel y pagar una fianza de 1.500 dólares de la época.

También le costó una larga etapa sin trabajo de bailarín. Por cierto, la historia de doña Blanca terminó cuando mató a tiros a su ex marido durante la disputa definitiva por la custodia de su hijo. Lo que se llama un matrimonio bien avenido…

Ante el pánico de ser llamado de nuevo como testigo en el juicio por el asesinato, Valentino huyó de la ciudad y se unió a un musical itinerante que lo llevó hasta Hollywood. Ahí fue donde se cambió su nombre por el de Rodolfo Valentino, dejando el Giuglielmi atrás, por su relación con el mediático juicio y porque a los americanos les costaría muchísimo pronunciarlo.

Fue uno de los actores a los que conoció en esta compañía, Norman Kerry, quien lo convenció de intentar el asalto al cine, que todavía era mudo.

Ambos compartieron un cuarto en el Alexandría Hotel, desde donde iniciaron su salto a la meca del cine. Mientras tanto continuaba bailando y su clientela femenina era gigantesca, muchas incluso le prestaban sus coches de lujo para pasear por la ciudad. Vamos, un gigoló en toda regla.

Ese éxito le facilitó poder tener una habitación propia en Sunset Boulevard y ya empezó a tener sus primeros contactos con el cine. Su primer trabajo fue como extra en la película Pensión Alimenticia, y para sus primeros trabajos siempre era convocado como gangster o personas de mal vivir.

Hizo tantas partes pequeñas que para 1919 ya tenía un pequeño nombre.

Y por fin llegó su oportunidad. Un pequeño papel en el drama Eyes of Youth, en el que daba vida a un “parásito de cabaret” y ahí llamó la atención de la guionista June Mathis, que pensó que sería perfecto para su próxima película. Años después ella dijo que fueron ella y el señor Selznick quienes le descubrieron y que se sintieron muy mal cuando Valentino se vendió a la Metro.

Harto de hacer de malo, se escapó a Nueva York durante una temporada, allí conoció a Paul Ivano, quien le ayudaría mucho en su carrera con sus consejos y sus contactos.

Viajando por Florida para filmar Stolen Moments, Rodolfo Valentino leyó la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis del español Vicente Blasco Ibáñez. Casualmente, fue para esta película para la que fue convocado por la guionista June Mathis. La película se estrenó en 1921 y fue un éxito de crítica y público sin precedentes. Fue la primera película en ganar un millón de dólares en taquilla y es la película de cine mudo más taquillera de la historia.

Tras este éxito, su Estudio no le dio la importancia que merecía (económicamente hablando) y la Metro aprovechó la ocasión.

Su segundo éxito fue Camille, basado en La Dama de las Camelias, donde naturalmente él interpretada a Armand. Después llegó The Conquering Power, pero nada le quitaba una obsesión: triunfar en Europa.

Y por fin llegó El Jeque, película en la que se consolidó como sex symbol y definió, no solo su carrera, sino también su imagen y legado . Su carrera no paraba, en pocos meses llegó a actuar junto a Gloria Swanson en Beyond the Rocks, película plagada de lujo y vestuarios extravagantes.

Rodolfo Valentino en El Jeque

En 1922 llegó Sangre y Arena, donde encarnó al torero Juan Gallardo. La película fue considerada por la crítica como una obra maestra y fue una de las más taquilleras del año. Fue éste el año en el que conoció a George Ullmann, que se convirtió en su agente, la persona idónea para manejar a sus legiones de fans femeninas. Fue jurado y presentador de los más grandes concursos de belleza del momento y escribió un libro de poesía: From Day Dreams.

Para que os hagáis una idea, en el año 22 su biografía apareció en forma de serial en las revistas de cine…

Rodolfo Valentino continuó jugando con la fama y dilapidando su dinero.

De película en película y de Estudio en Estudio hasta llegar también al de Charles Chaplin, United Artists.

Hablemos ahora de su vida personal: tuvo dos matrimonios, el primero con Jean Acker, hasta que conoció a Natacha Ramboba durante el rodaje de Camille. Ella era una famosa directora artística y de vestuario de la época. Él intentó anular su primer matrimonio, pero mientras tanto se escapó a México con Natacha, viaje que le costó un nuevo juicio, en esta ocasión por bigamia, del que le salvaron económicamente sus amigos pero por el que volvió a pisar la cárcel.

La relación con Ramboba, literalmente, casi le cuesta la carrera. Sus desmadres económicos sin justificación alguna en el mundo de los vestuarios, atrezos y escenografías de los trabajos de Valentino llegaron a los estudios a poner por contrato que ella no podría pisar el plató ni tomar ningún tipo de decisión. Obviamente esto acabó con el matrimonio.

Valentino era un gran amante del lujo y muy aficionado a las artes ocultas y el espiritismo. Y también tuvo que lidiar con muchos críticos que le tildaban de afeminado ante lo que el respondía que les esperaba en un ring de boxeo.

En los últimos días de agosto de 1926 sufrió un desvanecimiento en el hotel en el que se hospedaba. Los médicos le ingresaron y lucharon contra varias úlceras sangrantes, que parecían ser el origen de todo. Los comunicados a la prensa eran halagüeños y estaban convencidos de que saldría adelante, incluso el mismo día que murió tuvo bastante tiempo de lucidez y pudo hablar con quienes estaban con él sobre sus futuros proyectos.

Inmediatamente después cayó en un coma del que ya no despertaría. Al parecer, ese dolor abdominal intenso era una peritonitis en toda regla que terminó infectando su pleura y sus pulmones. Desde su muerte, a ese síndrome se le llama síndrome de Valentino.

Al funeral-entierro del Gran Amante fueron más de 100.000 personas, los ataques de histeria ante el ataúd fueron tan grandes que los responsables se vieron obligados a acabar con el velatorio antes de tiempo. Se dice que muchas fans se suicidaron por no poder soportar la idea de un mundo donde no estuviera él.

Rodolfo Valentino reposa en el cementerio Hollywood Forever de Los Ángeles, junto a la que fue su descubridora y mentora, June Mathis, quien por cierto, legó esa cripta familiar para el cadáver de Valentino y murió antes de poder trasladarlo, apenas un año después, así que descansan juntos para la eternidad.

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Actor, cantante y ocasionalmente escritor. He desarrollado una amplísima carrera en la televisión, el cine, y sobre todo en el teatro musical participando en producciones como ‘Mamma Mía’,  ‘Antoine’, ‘Amar en tiempos revueltos’ o ‘Cuéntame cómo pasó’. Actualmente actuando en el musical ‘El Médico’.

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