El inmortal artista habría cumplido 110 años
El pasado mes de agosto, el inolvidable Gene Kelly habría cumplido 110 años. Eugene Curran Kelly nació en Pittsburgh el 23 de agosto de 1912. El mundo entero lo recuerda como un gran actor, cantante y bailarín, además de coreógrafo y director.
Protagonista de innumerables películas inmortales, recibió en vida premios como el Óscar Honorífico en 1952, el Globo de Oro a su trayectoria en 1981, el Premio Emmy en 1967 a su programa infantil ‘Jack and The Beanstalk’, así como el Premio SAG Honorífico en 1988 y el Premio César Honorífico en 1986. Tampoco le faltaron las distinciones como el Caballero de la Legión de Honor, la Estrella del Paseo de la Fama de Hollywood, la Medalla Nacional de las Artes, el Oso de Oro en 1956, o el premio Cecil B. DeMille de 1981.
Como se verá, no se pudo quejar de los honores recibidos en vida.
Nació en uno de los barrios más humildes de su ciudad, en Pensilvania, hijo de una familia obrera. Su padre vendía fonógrafos y su madre se encargó de que sus hijos amaran la danza. Idea suya fue formar el grupo The Five Kellys con los 5 hermanos. Una vez deshecho el grupo, Gene y su hermano Freddy continuaron bailando y preparando coreografías siempre enérgicas bajo el nombre The Kelly Brothers.
Pasó por todos los oficios posibles para sacar adelante a su familia, hasta que por fin inaugura su primera academia de baile en Pittsburgh y después una segunda en Johnstown que dirige y en la que él mismo es profesor.
Llegado el momento decide ir a Nueva York a intentar encontrar trabajo como coreógrafo. Su decisión en busca de convertirse en una gran figura del baile se ve recompensada, ya que en poco tiempo consigue un gran éxito en Broadway protagonizando el musical ‘Pal Joey’. Corría el año 1940 y ahí conoció a un bailarín del coro, Stanley Donen. Kelly reconoció en él importantísimas cualidades y le ofreció ser su ayudante. En esta obra llamó la atención del famosísimo productor David O. Selznick y del presidente de la Metro Goldwyn Mayer, Louis B. Mayer, dos auténticos monstruos de la industria. Es el primero quien le ofrece un contrato para trabajar en Hollywood, donde Gene se instala con su mujer, Betsy. Pero Selznick no comulgada con los musicales y ve en Gene Kelly a un gran actor dramático, cosa que a éste no le entusiasma, así que, cuando Metro Goldwyn Mayer le ofrece protagonizar junto a Judy Garland ‘Por mi chica y por mí’, acepta encantado. Esta película hizo que Gene Kelly se convirtiera en el centro de atención de Hollywood. Ahí empezaba su historia.
Vinieron grandes títulos como ‘Las modelos’, de Charles Vidor, que protagonizó junto a Rita Hayworth. En esta película Kelly y su amigo Donen coreografían el espectacular número de Kelly con su alter ego, que se convierte en un auténtico éxito.
Llega la Segunda Guerra Mundial y Gene Kelly decide luchar por su país. Primero no se lo permitieron, pero después intervino. A su vuelta, más grandes películas como ‘Levando Anclas’ junto a Frank Sinatra que incluye el célebre número junto al personaje de animación Jerry. ‘El pirata’, ‘Los tres mosqueteros’, ‘Un día en Nueva York’ o ‘Un americano en París’, que elevó definitivamente a Gene Kelly al puesto de superestrella y que llegó a conseguir el Óscar a la Mejor Película y uno Honorífico para él por su contribución al Género Musical.
Y ahí no se acaba la cosa, porque en 1952 volvió a hacer historia dirigiendo, coreografiando y protagonizando ‘Cantando bajo la lluvia’. Ahora mismo la película está considerada como el Mejor Musical de todos los tiempos, en lo que a cine se refiere, pero en aquellos años se vio un poco eclipsada por el éxito de su predecesora ‘Un día en Nueva York’.
Después de un empacho de éxito y, como es normal, su carrera empezó a declinar. Se apartó, o le apartaron del musical y en los años 60 realizó uno de sus mejores trabajos dramáticos en, ‘La herencia del viento’, junto a Spencer Tracy. Viéndola hoy en día uno se pregunta dónde hubiera llegado Gene Kelly si no hubiera sabido bailar, puesto que fue un grandísimo actor. No lo sabremos nunca y, además, quizá nunca hubiera encontrado la puerta del éxito.
También se atrevió con una producción animada llamada ‘Jack y las habichuelas mágicas’, una maravillosa realización mezcla de animación y personajes reales.
Hubo un momento en el que parecía que había sido olvidado, pero reapareció por todo lo alto dirigiendo a Louis Armstrong y Barbra Streisand en ‘Hello Dolly.’ Al poco tiempo hizo lo mismo con Henry Fonda y James Stewart en ‘El club social de Cheyenne’.
Cuando todo parecía sonreírle de nuevo profesionalmente, su mujer enfermó de leucemia y, tras luchar con toda su fuerzas contra ella, su amada mujer perdió la batalla y Gene Kelly quedó viudo. Un golpe del que nunca se recuperó totalmente. La muerte de su esposa fue el motivo por el que rechazó uno tras otro grandes proyectos que le habrían obligado a distanciarse físicamente de sus hijos.
Los últimos grandes títulos en los que le recordamos podrían ser ‘Érase una vez en Hollywood’, ‘Hollywood Hollywood’ y ‘That’s Entertainment III’.
Después vino la televisión y, ocasionalmente, más trabajos de dirección sin mucha repercusión. Su última aparición en un musical fue junto a Olivia Newton John, reciente y tristemente desaparecida, en ‘Xanadú’, cuya intervención y película pasaron sin pena ni gloria en su momento.
Su figura es indiscutida en la carrera del cine y por su aportación a los musicales. Su imagen casi icónica, los títulos que adornan su currículum, auténticos rótulos que se iluminan de oro por sí solos.
Gene Kelly murió el 2 de febrero de 1996 por las complicaciones de dos ictus sufridos durante los dos años anteriores (desde luego, el número 2 no le vino nada bien), pero su imagen y, sobre todo su trabajo, permanecerá viva por siempre en nuestras retinas. Tenía ya 84 años y se conservaba estupendamente, al menos en apariencia.
Según termino este artículo la imagen de ese maravilloso bailarín cantando vigorosamente bajo la lluvia, a la sombra de un paraguas, agarrándose vertiginosamente a las farolas y chapoteando sobre los charcos se confunde con la de ese hombre compitiendo con el gato Jerry para saber quién baila mejor, mientras mis labios silban solos la melodía de ‘Cantando bajo la lluvia’.
Si eso no es ser inmortal, que venga Dios y lo vea.