Después de 12 años repartiendo risas con su anterior espectáculo, ‘Espinete no existe’, Eduardo Aldán se enfrenta de nuevo a la comedia con la obra ‘El Jefe’. El resultado es un show con un texto ingenioso interpretado con un ritmo muy ágil con el que el espectador pasa un buen rato.
Aldán ha logrado volver a ganarse al público a través de la risa. Pero esta vez lo hace acompañado de un compinche al que califico como “ideal”. Para mí ha sido un gran descubrimiento Israel Criado, un gran actor con una bis cómica que recuerda a los grandes genios de la comedia de este país (sin decir nombres, que las comparaciones son odiosas). Lo que sí diré es que Criado y Aldán hacen una gran pareja en escena y me hacen rememorar esos momentos de humoristas televisivos que hacían reír a carcajadas las noches de los fines de semana, con la pequeña salvedad de que Aldán y Criado lo hacen en directo y desde las tablas del cine-teatro Capitol en plena Gran Vía.
La trama, por si no has leído la sinopsis, es sencilla: El jefe de una gran empresa (Aldán) se ve obligado a pasar una Nochevieja encerrado en la oficina con un empleado al que apenas conoce y al que además acaban de despedir (Criado). Un pequeño y sencillo enredo que no busca más que pases un buen rato. ¡Y lo consiguen!
Resultan muy creíbles los dos personajes. No me imaginaba yo a Aldán haciendo de jefe “cabrón”. Pero sí, te lo crees: al comienzo lo odias un poquito, pero según se va desarrollando el texto le vas cogiendo cariño. Por su parte, Criado borda su papel como empleado tontorrón gracias a una interpretación honesta y fabulosa.
De todas las escenas me quedo con el momento en el que hacen el intercambio de roles los dos personajes. ¡Sublime! Pero no es la única escena tronchante. Es más, prepárate para una batería constante de chistes y más chistes.
Por poner un “pero”, y que nada tiene que ver con lo que ocurre en las tablas, es que hace un frío considerable en la sala. ¡La “rebequita” se hace imprescindible!
