¿Cuánto sabes sobre el Palacio Real de Madrid? El monumental palacio cuenta con 263 años de historia y secretos que ni te creerías.
¿Quieres descubrir qué leyendas y misterios se esconden tras los muros del palacio? ¡Sigue leyendo!
1. De Real Alcázar a Palacio Real
Trasladémonos a Nochebuena de 1734: el antiguo alcázar musulmán reconvertido por los Reyes Cristianos en el Real Alcázar de Madrid arde en llamas. Nada se pudo hacer por salvar el castillo medieval ni a las 500 obras de arte que allí perecieron, entre ellas “La expulsión de los moriscos”, de Velázquez, o el “Retrato ecuestre de Felipe IV”, de Rubens. “Las Meninas” se salvó del fuego, al ser arrojado por una ventana del palacio. Aquel desastre dejó a Felipe V (el primer Borbón reinante en España) y a su corte sin residencia oficial. Los historiadores todavía hacen cábalas sobre el origen del incendio.
Sobre el solar calcinado, el monarca ideó levantar el actual Palacio Real de Madrid del arquitecto italiano Filippo Juvara, un monumental proyecto inspirado en el Palacio del Louvre de París.
Juvara comenzó las obras en 1738, y tras su muerte fueron concluidas por su discípulo Giambattista Sacchetti en 1751, prolongándose unos años más hasta completar la decoración escultórica del exterior en 1759, siendo Carlos III el primer rey que habitó el palacio.
2. Inventario de interés
De estilo barroco y clasicista francés, sus más de 135.000 metros cuadrados de superficie y las 3.418 habitaciones convierten al Palacio Real de Madrid en el más grande de Europa Occidental, superando así a otros como el de Buckingham o el de Versalles.
Cuenta con 870 ventanas, 240 balcones y 44 escaleras.
El Palacio alberga el cuarteto de los Stradivarius Palatinos (dos violines, una viola y un violonchelo), y el contrabajo de Nicola Luthier.
La gran colección real pictórica pasó a formar parte del Museo del Prado. Aún así, podemos admirar excepcionales obras de Goya como cuatro retratos de Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma de cuerpo entero, con diversos atuendos, o ‘Santa Isabel curando enfermos’, y ‘La caza del jabalí’. De Velázquez, destacan una miniatura en cobre representando al conde duque de Olivares, así como el cuadro ’Caballo blanco’. Además, encontraremos joyas pictóricas de Ribera, Corneille de Lyon, Van der Weyden, Juan de Flandes, Michel Sittow, Antoine Watteau,’ y de Caravaggio su excepcional óleo ‘Salomé con la cabeza de Juan el Bautista’ (a continuación en imagen).
3. El túnel de “Pepe Botella”
Desde palacio parten numerosos túneles subterráneos de la época de los Austrias y del antiguo alcázar que conectan con diferentes puntos del centro de la capital.
En 1810, José Bonaparte fue nombrado rey de España por su hermano Napoleón. El monarca, preocupado por su seguridad, optó como residencia por el Palacete de los Vargas. Aunque sí contrató a Juan de Villanueva, reconocido arquitecto de la Corte, para construir un nuevo pasadizo que uniera su vivienda con el Palacio Real, concretamente desde la ribera del río Manzanares hasta el Campo del Moro.
El túnel de Villanueva ha quedado en la posteridad como el pasadizo por el que huyó Alfonso XIII el día que se proclamó la Segunda República (14/04/1931).
Estuvo previsto que a lo largo del 2022 el túnel de ‘Pepe Botella’ fuera visitable, y sabemos que está rehabilitado pero no tenemos ninguna noticia al respecto sobre su apertura.
4. El mal sueño de la reina
La más sonada de todas las historias que se remontan a su construcción es aquella por la que Carlos III mandó que las 108 esculturas que representaban a los diferentes monarcas de la historia de España y que iban a adornar la cornisa, fueran retiradas. La leyenda atribuye esta decisión a una pesadilla que tuvo Isabel de Farnesio, mujer con fama de supersticiosa. En el sueño, un terremoto sacudía Madrid y las estatuas caían del tejado sobre ella aplastándola.
5. Farmacia propia
Cuenta con su propia farmacia, la Real Botica, un espacio en el que se puede encontrar todo tipo de instrumental médico y abundante material de laboratorio.
Además, el Palacio Real posee un pasadizo que conectaba con la antigua farmacia Reina Madre en la calle Mayor 59, una botica fundada en 1578 por un alquimista veneciano que era la proveedora de los nobles y reyes.
Felipe V le concedió el nombre de “Farmacia de la Reina Madre”, así como el escudo oficial a la botica en agradecimiento por los servicios prestados a su segunda esposa Isabel de Farnesio.
Pero la farmacia más antigua de Madrid no es sólo conocida por abastecer a la Casa Real, sino que en ella se vendieron las primeras quinas traídas de América, píldoras áureas y misteriosos productos como el amuleto, la piedra imán o el extracto de momia egipcia.
Cuenta la leyenda que sus pasadizos también fueron utilizados por el político y preceptor de la reina Isabel II, Salustiano Olózaga, para escapar de la horca. Está claro, que por los pasadizos huía “todo quisqui”.
Merece la pena una visita a esta bonita farmacia llena de historia y admirar su original techo de madera, los numerosos tarros de cerámica y los coloridos azulejos de Triana en sus paredes. Actualmente, conserva documentos y objetos de gran valor entre los que destacan 1600 recetas antiguas, una de ellas a nombre de Miguel de Cervantes, y las facturas a nombre del infante don Luis y de otros personajes célebres.
6. “El lavatorio”
El lavatorio era una costumbre que se hacía el Jueves Santo en la que el Rey lavaba los pies y servía una comida especial y solemne a trece pobres de Madrid.
Fue una de las ceremonias más rígidas de la casa real, basada en el evangelio según San Juan e instaurada por Fernando III de Castilla, en la que se seguía a rajatabla la etiqueta impuesta por la casa de Austria.
A cada pobre se le daba una cesta para guardar lo que no quisieran comer. Pues nada ¡Ea! ¡Inventaron el take away!
El 2 de abril de 1931, doce días antes de la proclamación de la Segunda República, el rey Alfonso XIII llevó a cabo esta antigua costumbre.
7. Las salas más destacables
El Salón del Trono, conserva su decoración original, de la época de Carlos III. Los protagonistas de esta sala, son el trono del Rey y el de su consorte, donde simbólicamente reside la soberanía española. Se abre para acoger la Pascua Militar, recepciones reales al Cuerpo Diplomático o con motivo de la Fiesta Nacional.
El sillón original perteneciente a Carlos III, se ubica en la Sala de la Corona, en la que también se encuentran custodiados los símbolos más representativos de la Monarquía española, entre ellos la Corona, el Cetro y el collar de la Orden del Toisón de Oro.
El cuarto del rey Carlos III, donde murió el rey. En él se reunían todos sus hijos, y aquí hacía sus devociones matinales y vespertinas.
La Cámara de Gasparin era la magnífica sala donde el rey Carlos III se vestía y recibía las audiencias reservadas. Fue decorada por su Pintor de Cámara, Mattia Gasparini. Sus paredes estuvieron con obras de Diego Velázquez tales como La Fragua de Vulcano, Las Hilanderas y Los Borrachos, entre otros. Salvo la sillería, ningún elemento del mobiliario corresponde al conjunto de Gasparini.
La Real Armería, considerada, como la más importante de Europa junto con la Imperial de Viena.
El Salón de Columnas, escenario de importantes acontecimientos como la firma del Acta de Adhesión de España a la Comunidad Económica Europea y la abdicación del rey Juan Carlos I. Como el Salón de Columnas fue el primitivo comedor de gala se utilizó en su día para el Lavatorio.
El Comedor de Gala, en la actualidad cuenta con una de las mesas más grandes de Europa y sus 144 sillas de origen parisino.
La Real Cocina, conservada hasta nuestros días como una de las más importantes cocinas históricas de las residencias reales europeas.
8. Cambio de guardia y relevo solemne de la Guardia Real
En él también se celebra el relevo solemne de la Guardia Real, que tiene lugar los primeros miércoles de cada mes (excepto en enero, agosto y septiembre).
Todos los miércoles y sábados, se realiza el cambio de guardia en la Puerta del Príncipe.
9. La farola republicana
A lo largo de nuestra historia ha sido costumbre cambiar los símbolos políticos del pasado. Fernando VII, por ejemplo, se dedicó a quitar todas las referencias a la Constitución de la Pepa (1812), al igual que tras la proclamación de la Segunda República muchos símbolos monárquicos fueron derribados: eliminaron las borbónicas flores de lis y cambiaron la corona monárquica de los escudos oficiales por una corona almenada (una especie de fortaleza como la que corona la cabeza de la diosa en la Fuente de Cibeles).
Aunque en la dictadura de Franco se eliminaron “casi” todos los elementos arquitectónicos que hacían referencia a la etapa republicana, junto al Palacio Real existe aún en pie una farola muy especial que pasó desapercibida. Es una de las poquísimas que se conservan con el diseño de la Segunda República Española.
Teniendo en cuenta que la Plaza de Oriente era el lugar de numerosas concentraciones en las que Franco salía a dar sus famosos discursos multitudinarios al balcón central de palacio, la olvidada farola no sabemos cómo resistió (y no precisamente en la sombra), en la esquina noreste del Palacio Real con la calle Bailén.
10. Alfonso XIII no fue su último habitante
Podríamos pensar que el monarca fue la última persona que lo habitó, pero no es así. Tras la proclamación de la República en 1931, se confiscaron todas las propiedades de la familia real, incluyendo el Palacio Real, que cambió su nombre por Palacio Nacional, y fue precisamente un republicano su último ilustre habitante.
Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, fue quien lo habitó ocupando las habitaciones que anteriormente fueron de la reina María Cristina. De hecho, aún existe una habitación, al lado de la Real Capilla, llamada el “despacho de Azaña” desde la cual el político solía realizar su trabajo.
Me ha encantado compartir estas historias y secretos, que espero os hayan interesado, o por lo menos, entretenido.
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